Nota biográfica

Probablemente, el último pintor románico de la península ibérica.

De variada residencia itinerante, por diversas circunstancias de la vida, aunque no por afición o vocación viajera, el pintor ha encontrado en la interpretación del paisaje una motivación prioritaria para su pintura, plasmada de forma diversa a lo largo de los años.

Sus tempranos inicios como pintor tienen lugar en Córdoba, la residencia familiar, y en Segovia, donde pasa los largos veranos,  en la casa campestre de sus abuelos maternos, de las casi ilimitadas vacaciones escolares de aquellos felices tiempos. La inicial actividad pictórica cordobesa, infancia y adolescencia, está influenciada por el surrealismo daliniano con cierta personalidad y aroma andaluz, en extraña mezcolanza con la admiración por la pintura del italiano Amedeo Modigliani y por la del pintor catalán Isidro Nonell, consideradas sus referencias artísticas más tempranas.

La primera exposición pública de su obra la realiza con 12 años de edad en la sala de exposiciones cordobesa de una conocida entidad bancaria junto a Pepe Espaliú, vecino y amigo, también de su misma edad, ya fallecido. Además de los estudios reglados obligatorios para todo escolar de su edad, asiste durante prolongados periodos, en horario nocturno necesariamente, a las clases de dibujo artístico del escultor valenciano Amadeo Ruiz Olmos en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos local, convirtiéndose en un “experto” dibujante de bajo relieves egipcios al carboncillo.

Durante los veranos en Segovia, como taller de pintura, utiliza un palomar abandonado con vistas panorámicas de la ciudad. El surrealismo cordobés de los inviernos se atempera con la práctica veraniega del paisaje entendido de manera naturalista y castellana. Las iglesias románicas y otros monumentos y rincones segovianos son motivo reflejado constantemente en sus obras. Ya adolescente, realiza una primera exposición segoviana en la pequeña sala de exposiciones de la Librería Antonio Machado, hoy día desaparecida, en la judería del centro histórico de la ciudad.

Acabado el bachillerato en Córdoba, se traslada a Madrid para realizar estudios de pintura en la Facultad de Bellas Artes de San Fernando, de la Universidad Complutense. Además de la actividad formativa y asistencia a clase, participa en la edición de revistas literarias, como Miraguano y otras publicaciones, realizando portadas, ilustraciones e incluso artículos. Se incorpora al grupo Decadenthia, con lugar de reunión en el desaparecido y mítico bar La Vaquería en la calle Libertad de Madrid, y participa en diversas exposiciones y otras actividades, tanto en Madrid como en otros lugares y localidades españolas. Realiza pinturas y dibujos sobre el rey Carlos II el Hechizado, monarca enfermizo y trágico que suscitó el interés morboso y la atención creativa del grupo. Después del atentado contra La Vaquería (8 de junio de 1976), el grupo traslada su centro de reuniones y tertulias a la taberna La Venencia, en la madrileña calle Echegaray.

También, son características de este periodo sus pinturas de comuniones y sus obras con personajes de tránsito, los llamados “paseantes”, utilizando tanto la técnica del oleo como la más antigua de la encáustica.

Junto a los estudios oficiales en la Facultad de Bellas Artes de San Fernando, recibe lecciones informales de pintura del gran pintor cordobés Ginés Liébana, también residente en Madrid, que le permiten conocer las delicadas técnicas de los pintores antiguos a través  de la observación del trabajo cotidiano del artista andaluz.

En los últimos años de formación académica, consecutivamente, toma en alquiler tres talleres. El primero en el madrileño paseo de la Florida, junto al río Manzanares. En este periodo, trabaja por las tardes como diseñador en un taller de vidrieras artísticas de Madrid, compaginando esta actividad con los estudios académicos. El segundo taller, cedido por la pintora japonesa Kasue Hasimoto, pasa a tenerlo en Toledo, en la calle del Pozo Amargo, donde comienza a pintar sus series de calaveras. El tercer taller, posteriormente, es alquilado en Cuenca, por entonces meca del arte abstracto español movimiento vinculado al Museo de las Casas Colgadas. Es un taller excavado en la roca con vertiginosas vistas a la hoz del Júcar, pasando un frío inolvidable en el crudo invierno conquense.

Acabados los estudios oficiales de Bellas Artes, reside en la calle Santa Feliciana del madrileño barrio de Olavide. Posteriormente, se traslada a París para realizar un año de profundización formativa con el gran pintor francés Olivier Debré en la Ecole Superieur des Beaux-Arts mediante una beca del gobierno francés. Reside y alquila taller y vivienda en la rue Raynouard del distrito XVI de la capital francesa y expone en la galeria de La Defense junto a sus compañeros.

De vuelta a España, reside en Madrid durante un largo e intenso periodo, con taller y vivienda en la calle de Conde de Peñalver en el barrio de Salamanca, intercalando un año de residencia en Gijón (Asturias).

El viento de la itinerancia vuelve a soplar y se traslada a Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), con vivienda en la teologal y virtuosa calle de la Caridad, en la Casa del Pelícano, casa-palacio de un antiguo cargador y comerciante de Indias, donde reside durante un largo periodo hasta que comienza su trascendental etapa en Andorra la Vella, capital del Principat de Andorra. El cambio de escenario y el encuentro con el arte románico pirenaico tiene como consecuencia una transformación radical de su pintura. Las pinturas murales románicas de las pequeñas iglesias y ermitas, tanto de Andorra como de las regiones pirenaicas vecinas, catalanas, aragonesas y francesas, junto a las numerosas visitas al Museu Nacional d´Art de Catalunya en Barcelona, provocan la inexplicable reencarnación en el pintor de algún desconocido artista románico de los siglos X, XI o XII, iniciando una nueva etapa pictórica caracterizada por una interpretación del paisaje fuertemente simbólica y colorista. Series de este periodo son los “Puentes” y “Pirineus”, expuestos en el Centre d´Art de Escaldes-Engordany, más adelante en la sala de exposiciones de la Embajada de España en Andorra y, finalmente, en la sala de exposiciones del Govern de Andorra en la capital, Andorra la Vella. También colabora con diversas publicaciones y revistas andorranas realizando portadas e ilustraciones.

Después de residir durante seis años en Andorra regresa de nuevo a Sanlúcar de Barrameda, adquiriendo una vivienda junto al convento de Capuchinos, donde transcurre un segundo periodo en la ciudad. Expone en las salas del Centro Cultural Convento de la Victoria y en la galería Tartaneros 15.

Como le sucedía a Mary Poppins cada tiempo indeterminado, el viento poniente ocasiona un nuevo traslado, en esta ocasión a Roma. Toma vivienda en el barrio de Monteverde Vecchio, en la parte alta de la ciudad, donde también han residido y residen grandes directores y actores del cine italiano (Pasolini, Bertolucci, Nanni Moretti, Roberto Benigni, etc) e incluso el gran artista holandés Escher. En los años de Roma resulta obligatorio descubrir, tanto el arte clásico como el etrusco, tanto el arte paleocristiano de las catacumbas como el románico primitivo de las iglesias romanas, tanto el deslumbrante Renacimiento como el barroco y Caravaggio, tanto el espectacular arte del periodo fascista como el último arte italiano. Así, le resulta difícil trabajar en la obra propia cuando hay tanto que descubrir y conocer. Durante los seis años de residencia en Roma, además de continuar realizando portadas e ilustraciones para revistas, comienza a desarrollar una frenética actividad fotográfica, no solamente plasmando en imágenes aquello que contempla con estupor y admiración, sino también iniciándose en la edición de imagen y en la fotografía artística.

La etapa más reciente vuelve a tener Sanlúcar de Barrameda como escenario artístico y vital. Resulta determinante el comienzo del periodo artístico actual en la instalación en un nuevo taller situado en el Barrio Alto de la ciudad, calle Misericordia, otra calle virtuosa y teologal. El edificio histórico donde se encuentra el taller formaba parte de un antiguo palacio de Pepita Tudó, primero amante y después esposa de Manuel Godoy, valido del rey Carlos IV. Resultó ser el espacio utilizado en su día por Goya para vivir y trabajar durante su segundo periodo de residencia en la ciudad gaditana, aproximadamente 9 meses, invitado por Godoy. En el taller ahora utilizado por el pintor es donde Goya pintó el famoso cuadro de “La maja desnuda” (Museo del Prado), en el que voces autorizadas afirman documentadamente que retrató a Pepita Tudó posando desnuda por encargo de Godoy; un cuadro destinado a su gabinete privado.

No cabe duda que una cierta influencia misteriosa ha comenzado a ejercer el célebre cuadro de Goya en la más reciente actividad artística del pintor. Veremos…

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